Plan para volver.Segunda Semana de Cuaresma

01/03/2021 Más

PLAN PARA CUARESMA VOLVER
Meditaciones sobre el Hijo Pródigo | Lucas 15, 11-32

ME SITÚO

Escojo un lugar tranquilo para vivir este tiempo con Él. Respiro profundamente y me abandono a su querer. Tomo mi biblia y busco en el evangelio de san Lucas el capítulo 15, a partir del versículo 11. Allí leo con atención la parábola del Hijo Pródigo. Y, cada semana, iremos desgranando el tesoro que tiene escondido. Dejo a Dios que me hable a través de su Palabra, que me invita a volver a casa.

VOLVER DESDE LEJOS

Estar dentro o fuera, cerca o lejos tiene un significado que no es solo geográfico: es también simbólico, existencial, moral.
Preguntémonos dónde estamos: ¿Dónde estoy yo y dónde estamos como comunidad cristiana? En el contexto en el que cada uno se encuentra, ¿qué lugar hemos elegido habitar? ¿Nuestro “estar dentro” es realmente un compromiso real y fecundo? ¿Hemos ayudado a reunir, tejiendo la
unidad, o permitimos ser cómplices de la dispersión que debilita?
La frase que leemos en la parábola nos indica que «el hijo menor… se marchó a un país lejano» (Lc 15, 13), nos ofrece mucha luz para reflexionar sobre nosotros mismos. Centrémonos en la frase escogida: «El hijo menor (…) se marchó a un país lejano y allí derrochó su fortuna».
Curiosamente, en la parábola, Jesús no se detiene a explicar qué razones llevan al hijo a tomar la decisión de partir. A no sé cuántas brazas de profundidad cada ser humano lleva consigo un dolor no resuelto, un gran
desamparo, una herida a cielo abierto, un abandono que todavía duele y que, en vez de sumergirnos en el centro afectivo que nos podría curar, nos arroja más aún a la soledad de la distancia, donde la sequedad y la fragilidad se agravan.

RAZONES LEJANAS

¿Por qué se va el hijo pródigo? Esto no se dice en la parábola. Las razones profundas de este alejamiento solo se intuyen. Y resultarán, quizá, de una mezcla de cosas: una ineludible sed de ser, un deseo de autonomía y de individualidad, una carencia, una seducción por las soluciones fáciles, una fuga, unas ansias de liberación. Esta lucha y tensión, este deseo de independencia, ¿no lo vivo yo también?
En la interminable construcción de lo que somos hay una parte de la historia del hijo pródigo que comprendemos bien, porque nos toca por dentro. Ante esto solo cabe preguntarnos, ¿qué es amar?
¿Qué razones te llevan a ti a alejarte de ti mismo, de tu historia, de Dios?

VOLVER AMANDO

A lo largo de nuestra biografía reconocemos que todos hemos dado y hemos Amar es abrazar en el otro aquella porción de sufrimiento, aquel grito callado que él transporta, y hacerlo sin juicios, pero con esperanza. Amar es tocar con delicadeza aquel fondo confuso y por iluminar que subsiste en cada uno de nosotros. Amar es estar dispuesto a esperar por el otro de una forma incondicional. Amar es adoptar esa pasividad del padre de la parábola, que nada tiene de desinterés por el bien del otro sino que es un modo de entrar en diálogo con la herida que él transporta y que lo condiciona. Y espera, porque la solución no es inmediata.
Todos lideramos batallas. Y muchos llevan una cruz muchas veces mayor que sus fuerzas. Pero el peso no lo llevamos solos. Dios no abandona. La frase de la parábola que meditamos nos desafía a hacer una revisión de vida. Porque es muy fácil perder de vista lo esencial. Es muy fácil perderse de vista el uno del otro en las relaciones humanas.
Si no andamos atentos, acabamos prisioneros de la rutina y entregamos la conducción de nuestra vida a un piloto automático. Poco a poco, vamos perdiendo la capacidad de activar las dimensiones profundas del amor. Tenemos que preguntarnos si también nosotros derrochamos nuestro tesoro.
Tenemos que preguntarnos si nos empeñamos en dar calidad a nuestra vida, haciendo de nuestro tiempo un verdadero templo, en lugar de malgastar las oportunidades que nos ofrece cada día.

Mírate por dentro. Fíjate el tesoro que Dios ha puesto en ti… ¿Lo derrochas en demandas que en el fondo solo son egoístas? ¿Qué haces por cuidar la fortuna que eres y hacerlo crecer? ¿Serás capaz de lograr esa forma de amar propia del Padre: libre, sin condiciones, totalmente incondicional?

ME DESPIDO

Agradezco a Dios este espacio de intimidad. Agradezco las luces que he podido percibir de su presencia y me comprometo, con Él, a alguna acción (grande o pequeña) que me haga mejor en esta cuaresma que comienza.

Puedo terminar rezando un Padrenuestro o un Avemaría, poniendo este tiempo (para volver a casa) en sus manos y confiando en su fuerza. Amén.

Para descargar el documento completo en PDF haz click en el siguiente enlace:

https://www.claretianos.es/sites/default/files/biblioteca/domingo_ii_cuaresma.pdf

Nos encontramos el Domingo 7 de MARZOa las 19:00 en la siguiente direccion:

https://meet.jit.si/Cuaresma-para-volver-MCLE

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Category: Actividades, Cuaresma 2021

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