Plan para Cuaresma 2021. Cuaresma para volver

16/02/2021 Más

Al iniciar una nueva cuaresma pienso en la invitación que Jesús les hace a los discípulos en más de una ocasión: “Pasemos a la otra orilla” (Mc 4,35) Pasar a la orilla de la cuaresma no significa desplazarse a un lugar diferente de aquel en el que nos encontramos diariamente. La invitación es caminar con otro paso por los caminos de todos los días. Es abrir la ventana cotidiana, despacio, conscientes de que la abrimos. Es reaprender a volver a nuestra condición humana, buscadora, sedienta…

TRES CONSEJOS PARA VIVIR ESTA CUARESMA

1. Dos preguntas para cada día

Los primeros diálogos que aparecen en la Biblia entre Dios y el hombre tienen lugar en el libro del Génesis. Allí Dios se pasea, no está quieto y conversa. Hay dos preguntas que siempre me han llamado la atención. La primera es «¿Dónde estás?» (Gn 3, 8-9) y la segunda es «¿Dónde está tu hermano Abel?» (Gen 4,9). Hacernos estás preguntas en distintos momentos del camino nos ayuda a responder e iniciar un diálogo con Aquel que nos pregunta:

«¿Dónde estás?» | Después de haber vivido todo lo que ya has vivido, ¿qué buscas? ¿Qué esperas en este momento de tu vida?

«¿Dónde está tu hermano?» | Echa un vistazo a tu alrededor, ¿quién te necesita? ¿Quién está sufriendo? ¿A quién abres tu mano?

2. Tiempo de volver a casa

La cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. En este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión. El cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), no a contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Eso es volver a pensar, vivir, actuar y ver todo a la manera de Jesús.

Toda vida es un viaje de retorno a casa. Durante ese viaje se nos invita a aprender a ver lo que otros no quieren ver, contemplar el sufrimiento de los demás, aprender a dar alegría en medio de la desesperanza, asumir la vida del otro como un don, crear espacios de encuentro, no levantar muros, ser faros en la oscuridad, iluminar el camino a otros, dar confianza, ser auténticos…

3. Tiempo de oportunidad

Llegamos bien a la Pascua cuando recorremos el sentido profundo de la cuaresma. Ella nos va preparando para el encuentro gozoso de la Pascua. La cuaresma necesita de la oración personal y comunitaria, como la barca su mar y la gaviota su cielo.

Vivimos en tiempos de incertidumbre y desasosiego, nos hacemos pequeñas y grandes preguntas buscando respuestas para seguir viviendo. Caminar y celebrar serenamente las etapas de cada paso de la cuaresma es imprescindible para llegar a la mañana de Resurrección. La espiga granada de trigo, necesita su tallo para sostenerse y madurar. La Pascua necesita su Cuaresma para convertirse en proceso de siembra de maduración y de cosecha jubilosa.

Tradicionalmente hemos unido el tiempo de cuaresma a la seriedad, a la ceniza, a la penitencia y a la privación. Y algo de eso tiene que ser. Pero no puede ser sólo eso. Cuaresma es oportunidad de para el crecimiento y el encuentro con Dios y con los hermanos, y esto supone alegría.

Cuaresma es ponerse en camino a través del desierto, con agua de roca y maná, bautismo y eucaristía, sin perder de vista la expectativa de la tierra prometida, de la Pascua que mana leche y miel. Cuaresma es éxodo, pies tempranos, camino que hemos de recorrer acompañados, necesidad de Dios cuando flaquean las fuerzas y sentimos la mordedura de la mediocridad.

Volvemos a vivir un tiempo extraordinario de gracia, de evangelio, de fraternidad, de misericordia para toda la Iglesia. Tenemos vocación de ser levadura desde la pequeñez de la mostaza, y nuestra voz, hecha súplica, alabanza y denuncia se elevará todos los días hasta Dios con vocación transformadora. No vamos a permitir que el pábilo vacilante se apague y tampoco que la caña cascada se quiebre. Nos vamos a seguir ayudando a ser sal y luz, a orar y a animarnos unos a otros mientras perdura el hoy.

Me despido

Agradezco a Dios este espacio de intimidad. Agradezco las luces que he podido percibir de su presencia y me comprometo, con Él, a alguna acción (grande o pequeña) que me haga mejor en esta cuaresma que comienza.

Puedo terminar rezando un Padrenuestro o un Avemaría, poniendo este tiempo (para volver a casa) en sus manos y confiando en su fuerza. Amén.

Textos elaborados por el P. Salvador León, CMF
EQUIPO PROVINCIAL DE ANIMACIÓN PASTORAL
PROVINCIA DE SANTIAGO – MISIONEROS CLARETIANOS

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Category: Actividades, Cuaresma 2021

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